EL DIARIO DE CARLA DIORO – CAPITULO 1
21 marzo
Se encontraba sentada sobre la
cama, inmóvil, llorando desconsoladamente. Todavía no había cerrado el libro
que acababa de leer. Lo sostenía abierto por la última página escrita.
Cuando comenzó a leerlo, ella ya
conocía el final. Se había comido el spoiler en una película que vio
hace tiempo. Trataba sobre una profesora que utilizaba el libro como nexo con
sus alumnos, bastante problemáticos. Cuando ellos acabaron la lectura,
una de sus alumnas se acercó a la profesora cabreada por el final. A Carla le pareció
exagerada la reacción de esa chica, pensó que a ella no le afectaría. Y, sin
embargo, ahí se encontraba, en su habitación llorando a moco tendido.
A veces no es el contenido, sino también
su contexto. No el del libro, sino el de Carla. Se encontraba enclaustrada en
su casa por obligación. Hacía justo una semana que el gobierno de su país había
ordenado el estado de alarma, que obligaba a sus ciudadanos a permanecer en sus
casas salvo caso de urgencia. Esa situación fue la que hizo que Carla
empatizase con Ana, se había sentido identificada con ella a pesar de la distancia de
ambas.
Unos minutos más tarde, Carla
había tomado una decisión. Seguiría el ejemplo de aquella niña que se atrevió a
seguir viviendo historias entre las cuatro paredes de la casa de atrás. En
aquel instante había aprendido algo nuevo, la vida no está hecha para ser
sobrevivida, la vida está hecha para vivir.
Pasó página. Hasta la última
hoja, esa que está en blanco y a la que nadie nunca llega. La página en la que
a Carla le gustaba dejar su huella en cada uno de los libros que finalizaba. Y así
firmó, dispuesta a empezar una nueva historia, su historia en el país de los
apestados.
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