Hace unos días la profesora me explicó
la ley de reciprocidad, que consiste en que dados determinados parámetros para
la cámara (diafragma, obturador e ISO concretos), si variamos alguno de ellos, según
esta ley, hay que variar el resto de una determinada manera para que la
cantidad de luz que llega a nuestro sensor sea la misma.
De este modo hay que tener muy
claro las escalas de ISO, obturador y diafragma para saber cuántos puntos hacia
adelante o hacia atrás hay que mover.
Entonces parece fácil, pero ¿qué
pasa? Que es algo demasiado abstracto si te lo explican con palabras, asique me
propuso que hiciera un ejercicio práctico y lo viera con mis propios ojos. Propuso
dos prácticas en una, íbamos a ver cómo funcionaba la ley de reciprocidad y además
íbamos a realizar el retrato psicológico de uno de nuestros compañeros, para así
conocerlo más y ver como varia su visión de sí mismo, a como lo ven los de su
alrededor, que a su vez se ve afectado por la manera en la que se nos muestra.
Para ello, fijamos una obturación
de 1/125 la cual no podíamos variar, tendríamos que ver como la ley se cumplía
moviendo el ISO y el diafragma. Como modelo yo escogí a mi compañero Kiko (http://tomafotograficaicti.blogspot.es/),
y a continuación voy a explicar cada una de las fotos.
En esta primera foto, a Kiko lo vemos como un chico relajado y alegre muy sonriente, esta es la manera en la que yo le veo, para ella elegí un ISO 100 y un diafragma f/5.
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La verdad que creo que el
resultado no ha sido muy catastrófico ya que todas las fotografías tienen más o
menos la misma luz.
Como diría Diane Arbus “Una fotografía es un
secreto sobre un secreto, cuanto más te cuenta menos sabes”.